lunes, 12 de enero de 2015

99

Tengo el regalo que te dije en mis manos, siento que debo dártelo como una muestra más de lo que son mis días, de como siempre han sido si le ponemos una melodía. Al tiempo de escuchar una y otra vez cada canción y simultáneamente pensar en ti de manera instantánea, surge mi convicción por este presente, una carta que se canta es parecida a un verso que es leído, traerte a la imaginación es mirarnos juntos y clamar por ti, es volver a estar contigo, sintiendo tanto pero sin ti.
Tal vez en estos días te lo haga llegar, tengo ganas de verte, pero mis ganas, perdón si lo malinterpretas tienen mucho de amistad pero más de amante. Extraño la más mínima expresión de nuestra pasión, porque de lejos, llegas a mi con tu calor distante como a la luna le llega el sol a medias, recordarte hoy me provoca lo mismo que hace once meses, a casi un año si sacas cuentas de la última vez que te vi. Nunca duramos tanto sin tenernos: hacerte el amor ha sido una obsesión que no me apena, me apura, me enloquece, me llama. No quiero controlar el fuego que incendia la pradera, en mis días es necesidad avivar los latidos que inflaman mi corazón por ti, y para que lo sepas, cierro los ojos, y de vez en cuando, me dejo llevar por la fantasía de que eres tu quien toca mi cuerpo, que eres tu la dueña de su calor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario