miércoles, 28 de enero de 2015

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Me siento particularme ansioso, me terminé con voracidad un pan de dulce que para empezar no debí comprar, ya que me he mantenido en una semidieta que me hace sentir cómodo con mi cuerpo. No tardando, fuí a la cocina por algo más de comer, el curso al que asistiré en la tarde sospecho, será causante de la aparición de somnolencia y falta de interés en lo cotidiano que persiste desde hace unos días en mi.

Después de haberte escrito en cantidad, que es como lo percibo después de tantas palabras pronunciadas, siento que todo comienza a ser una historia en la que las referencias a textos del pasado aparecen acomodadas de acuerdo al momento que evoco o al presente que relato.

He querido ser honesto contigo sobre el pasado, pero ¿qué hay del presente? somos dos amigos que deben revelarse unos a otros para sentirse cómodos con el amor que ahora llamaremos amistad y que apenas se está fraguando como tal...no me siento capaz de escucharte hablar de ti, es imposible siendo tan íntimo tuyo, preferiría un legítimo amor de lejos, sí, lejos de la realidad que siempre ha atormentado esa manera de amar a los demás, que tratar de llevar una amistad basada en la falsedad de que no me importas más que eso.

Guardo la ansiedad conteniendo la respiración, hoy quiero salir de aquí y caminar, hacer algo distinto a escuchar a esa mujer hablando de disposiciones fiscales.

Me mortifica no saber qué origina estas sensaciones incómodas y si puedo hacer algo para canalizarme. Estás entre mi medicamento y la rutuna de pensarte. Un efecto opuesto, contrarios entre si. Químicamente me afectas y químicamente me sedo día a día para que no me duelas, o me excites, o me encabrones, o me alegres, porque siendo impulsivo me trabo lidiando con la consecuencia de sentirte tanto.

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