martes, 23 de febrero de 2016

195

Recordé nuestro primer beso, ella tenía alrededor de 19 años y yo pasando los 23...

En esa época en la que nos estábamos conociendo, yo la invitaba a salir con mis amigos y a fiestas caseras donde se juntaba lo poco que obteníamos de nuestros padres para gastarlo en alcohol barato. No importaba tanto si pensabas que lo que podía pasar valía la pena más allá de un trago de aguardiente y las risas espontáneas acompañadas de una experiencia que podía conservarse más de una noche, trascender...

En esa ocasión, ya era tarde de madrugada y todos los invitados fuimos a dormir, nosotros nos metimos a la cama que estaba arriba en la litera. Abajo, una amiga intentaba dormir ya que nuestra charla se lo impedía. Así que cautelosos nos comunicábamos casi con miradas y señas.

Llegó un punto en la conversación en el que sobraron las palabras y finalmente, y tras fingir somnolencia, nos acercamos al mismo tiempo y nos besamos...silenciosos descubriéndonos en un lugar que años más tarde se volvería nuestro mundo...

Nuestro primer beso, nuestro primer acercamiento marcado por el deseo y la química de dos que no se abandonaron hasta el final, hasta que ya no se pudo, hasta que ya no quedara más que redimirse en su propio pecado...

Fuiste mi primer gran amor y mi último dolor, despues de ti, no hay mejor, y espero que no haya sufrimiento peor del que me confiere extrañarte y no saber de ti nada...tu silencio con todo y nuestro perjurio penitente.

...me hallo tumbado en el sillón de la sala que aún sigo pagando, tomando una cerveza y escribiendo esto, de repente me acordé de ti y la madrugada no me quita lucidez, al contrario, me da pauta y me arroja a esas emociones que despiertan con cada palabra que brota de aqui, de lo tuyo...

Ha pasado un tiempo desde que no escribía, no te confundas, si he pensado en ti, pero me he negado a venir aqui y dejar que permee tu recuerdo apasionado mis poros, mis entrañas, mi alma y pensamiento...

jueves, 4 de febrero de 2016

194

Ayer tuve que salir de la oficina cerca de la hora de la comida, con la encomienda de entregar un documento requerido por la autoridad, sin sospechar que el edificio al que debía ir, era el mismo donde tu trabajas o trabajabas (ya no sé nada de ti actualmente). Al ingresar, miré para todos lados, y entre los pasillos, esperando verte, subí hasta el piso 17 para terminar con la entrega, y me topé con un viejo colega de la universidad, al cual intencionalmente saludé porque sé que es tu amigo, esperando así, que quizás te comentara que andaba cerca...

Recuerdo que tu trabajo lo realizabas en uno de los últimos pisos, por lo que me dirigí al ventanal que daba una vista impresionante de la ciudad y de algunos pisos abajo, mi deseo era verte mirando al igual que yo hacia el infinito, hacia el cielo, hacia el vacío, algo que no pasó, como muchas fantasías que descubro que lo son hasta que despierto parado en medio de la realidad donde no te hallo...

Caminé atento a cualquier persona que pasara cerca, miraba mi teléfono esperando algún mensaje de que ya te habías enterado de mi presencia, pero nada.

Pensé en llamarte por supuesto, pensé en abrazarte fuerte y mirarte a los ojos hasta tener la necesidad de parpadear pero aguardé, ha pasado mucho tiempo y tengo miedo de importunarte, de hacerte incómoda la tarde o la madrugada. Es tal vez creer que aún te importo lo suficiente porque tu sigues en mi de un modo que no incomoda (al contrario) pero que sí se nota el efecto emocionalmente hablando, me deja pensativo, callado, serio, indiferente a mi entorno, a los otros, a mí mismo...

Quise verte, escucharte, tocarte, tenerte cerca, pero sé que mi intención es perversa, no es de amigos, no me siento bien con ello. No quiero importunarte...no quiero.