lunes, 29 de diciembre de 2014

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Hoy desperté con poca dificultad, han pasado dos noches que duermo más tiempo ya que a veces me resulta útil gastar la mayor parte de mi energía en actividades que me distraigan de los pensamientos poco redituables que genero en torno a mis problemas usuales.

Hoy desperté, y me senté al filo de la cama, poniendo los pies sobre el piso poco tibio, en la madrugada entró el norte a la ciudad y por la ventana, la cortina se veía empujada por la corriente hacia afuera, ondulante como bandera. Estaba nublado y tras evaluar mi descanso, pensé en ti, ninguna idea en especial, se me ha hecho costumbre decirte ¡buenos días! junto con cualquier pensamiento que me llega contigo o de ti.

Ya en el trabajo, continuaste conmigo y tras beber el café, que por cierto aún por la gripa no logro hallarle un buen sabor, quise abrazarte, darte un fuerte apretón y un cálido beso...lo explico así aunque no en el orden mismo, quizás te daría primero el beso, pero pocas cosas sobre ti tienen orden o coherencia, es en esas fantasías lo que menos impera, no así el caos en el azaroso pensamiento que figura más a un crucigrama sin pistas que a un libro, que simula más ser una corriente de aire que piedras apiladas contra la puerta.

Recordé la manera en que de vez en cuando soltabas un suspiro, un solloso que sonaba como si te faltara el aire, parecía que inhalabas más que lo contrario, era un reflejo que sonaba a cuando se sale del agua con apuros después de bucear y tomar todo el aire posible de una sola tajada.

He pensado mucho en nosotros y en como las decisiones se fueron haciendo un pasado mesurado, latente, recubierto por capas de arena que el viento expone, que en aire hacen remolino y enturbian la visión, lastiman los ojos que ya secos de llorar se rallan y ciegan. Ante tal sensación, han llegado a mi, como cuando nos despedimos en febrero, maneras, planes, ideas, decisiones que reviertan los errores para mejorar el futuro mutuo. Tu amistad me duele, tu amor me hace falta y mi presente es incómodo, hay mucho que no quiero en él, tu lejanía es lo principal.

Comienzo a ver que mi situación es en gran medida el resultado de cambiar mi rumbo para olvidarme de ti, que en cada decisión tomada, estabas tú recordándome el dolor de no tenerte y avancé, si es que no he retrocedido, hacia un lugar distinto al que imaginé, al que quise llegar, aquí no tengo paz, no me siento cómodo y vivir así me tiene al borde de una locura emocional. Es una pila altísima de pensamientos que se desmoran ante mi y aunque estoy sosteniendola con manos firmes y mi corazón desnudo, siento que poco a poco se vendrá sobre mi. Suspiro como tu ahora, ahogado, sepultado, desesperado por cambiar mi vida y su rumbo, por mi, por ti, por todo, quiero paz...

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