jueves, 27 de noviembre de 2014

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Hoy se terminó el gel para el cabello...terminando de comer mi pareja y yo (que trabajamos juntos), nos dirigimos al centro comercial para matar el resto de tiempo que nos brindan para tal actividad. A veces terminamos en el supermercado comprando cosas que necesitamos como parte de la dieta que llevamos, o bueno, ella no tanto...menos ahora con el embarazo.

El día de hoy ibamos tomados de la mano con tal rumbo y justo en la entrada del lugar, y a pocos metros, encontré la mirada con ella, mi exnovia, de la que tanto he escrito. Fué sorpresivo, comencé a sentir calor, de ese que te provoca el nerviosismo, que contuve para no expresarme mal frente a ninguna de ellas dos. Caminé hacia ella para saludarla con un beso en la mejilla, la educación me permitía darle un abrazo que dejé para el final, un abrazo y un saludo que pudo ser más efusivo, sin embargo la historia entre el haber terminado con ella formalmente y empezar la nueva relación no deja mucho para la emotividad.

Mi pareja se quedo tras de mi, mientras yo articulaba la conversación: le pregunté si vivía en esta ciudad, y para mi sorpresa lo sigue haciendo. Para mi es difícil encajar su cercanía con no haberla topado antes y sobre lo que he escrito acerca de que la distancia física es buena, pero no ha sido definitoria en mis emociones. Le platiqué sobre cómo mi madre se había puesto impertinente cuando le pedí que no me dijera nada de ella, aunque claro, no usé todas las palabras ni expliqué todo lo que estaba pensando, simplemente quería decir algo, pero era el comentario que continuaba ya que la señora me había desinformado...¡no sé por qué le sigo creyendo! Vi como ella volteó a ver a mi novia, y yo imaginé que mi pareja tenía la mirada en otro lugar, así que sólo la observé, también estaba nerviosa, pese a que sus expresiones son menos contundentes que las mías, siempre supo contenerlas al máximo. Nunca solté la mano de ella mientras caminábamos, y no encontré motivos para hacerlo frente a esta situación poco más que incómoda. El calor continuaba subiendo por mi cuerpo y la charla se acortaba, tanto ella como yo decidimos no interactuar, mientras mi pareja se había adelantado apenas unos pasos para darnos un breve espacio.

Me dijo que se había cambiado de trabajo, que le iba bien, yo mientras contemplaba su cara más redondeada por el aumento de peso evidente en ella. Al final la invité a vernos algún día en su tierra natal y por cortesía,-entendiendo la despedida-me dijo que cuando quisiera.

No sé cómo me siento, pero llegando a la oficina recibí mensajes de ella para decirle que me notaba más delgado, comenzamos una charla breve al respecto, y puntualizó que le daba gusto verme y que estaba bien...una expresión fuera de lugar para mi.

Le volví a pedir que no me dijera nada de su vida, que aún no me sentía cómodo con ello...

Al verla nuevamente, me dí cuenta que atesoro lo vivido y lo mantengo como una pieza única armada de las mejores cosas que nos pertenecían. Pienso que es normal hacer eso, que la realidad de repente nos impacta, ¿qué tal si la hubiera visto con su novio tomada de la mano como yo iba? quizás la hubiera saludado de lejos y de preferencia ni que nos miráramos...guardé lo que ví y aprendí de lo que sentí...espero sentirme tranquilo hoy por la noche. Las canciones nostálgicas aún me traen recuerdos de ella, justo ayer por la noche cantaba una y la pensé...si pudiera contar las veces que pienso en ella al día...no son pocas.








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