martes, 25 de noviembre de 2014

48

Ha sido impactante para mi escuchar algo que no quería aceptar, que tienes pareja, en mi ya existía la sensación, pero de nada sirve hablar de ello, lo que sea que te venga bien, me alegra, estoy contento.

Al saberlo, se liberó algo en mi, sentí bruma dentro de mi pero al día siguiente se dispersó y pude sentirme mejor, tranquilo, esperanzado de que estés feliz como yo creo estarlo y que nuestras vidas con caminos distantes pero paralelos lleven un rumbo y destino gratos, hermosos, eternos.

En la felicidad que me causas, te dejo las últimas palabras que escribí en esa despedida fechada el 5 de febrero de 2014 (escucha María Luna de Bernardo Quesada nuevamente, es una canción de febrero, una canción perfecta para esa noche):

"...mira qué confundidos estamos que cuando debemos odiarnos, más queremos sentir amor mutuo. Que cuando hay distancia, queremos cercanía, y cuando estamos cerca, no lo toleramos.

Mira qué extraño es, ayer querer escribir un párrafo más a nuestra lamentable historia, hoy dejar el papel en blanco, arrugarlo y olvidar, hacer a un lado o hacia atrás, o hacia donde la fantasía no florece, por la oscura resignación.

Ni quejarse sirve, parece que cada mala decisión que se diluía en la esperanza (poco pasajera, de que va y regresa) se acumuló en un sentimiento complejo, que culminaba generalmente en perdones y olvidos, en ilusiones perpetuas.

Somos testarudos, tontos..."

Estaba en la casa donde crecí parte de mi infancia, y decidí pedirle a mi mamá no hablarme al respecto tuyo nunca, no quería saber nada de ti, pero la conoces, no tiene control ni respeto, así que cuando se lo pedí  hizo lo contrario, me dijo que estabas bien, con pareja y que te iba bien, que tus papás lo conocían y que tal vez yo también...

En ese momento quería arrancarle las palabras de la boca y aventarlas lejos de mis oídos. Silenciarla de un golpe, en fin, irme y posponer mi intención de que no supieras nada de mi. Me equivoco al confiar que ella respeta mi decisión por que no te cuente nada de mi, no sé si tu le has pedido lo mismo, pero no hay vuelta atrás.

Hace unos días escribí que tenía que contarte algo, y hasta hoy puedo hacerlo, me he sentido un caleidoscopio emocionalmente hablando, pasando de alegría a miedo, a tristeza y euforia, a guardar silencio y hablar en demasía. Hace 6 meses, en ese viaje a Chile tomé la decisión de hacer una familia con mi pareja, la conoces. Me fué difícil clarificar la idea, más aún guardar el sentimiento de crear una vida, protegerla y sustentarla siendo un ser de origen ególatra, individualista y de ligero andar.

Hace 6 meses habíamos intentado tener un hijo sin pensar mucho en el cuándo, hoy nuestro bebé tiene casi tres meses de crecimiento y esperamos su llegada en junio del 2015. ¿Lo puedes creer? La noticia la he difundido de a poco, y gracias a esto, le he vuelto a hablar a mi hermano después de un año casi, como sabes, siempre he tenido problemas con mi familia. De hecho, después del episodio reciente con mi mamá y sus comentarios fuera de lugar, he decidido sacarla de nuestros planes durante el embarazo. Como recuerdas también no cuento con mi papá en ningún sentido. Mi hermanos puede ser el que emocionalmente me brinde más apoyo. A los otros no los necesito.

He pensado en ponerle tu nombre, en si llegará a nuestras vidas en junio 13 como tú...no sé, siquiera sabemos el sexo. He pensado tantas cosas respecto a ti...

Tu eres parte de mis emociones mezcladas, nada ha cambiado por esta noticia, y espero que pronto evolucione hacia el futuro, hacia lo que estoy creando.

No me siento preparado para ser padre, así como no me sentía preparado para consolidar una relación, no me siento preparado para casarme...nunca me he sentido confiado en la vida, es parte de mi inseguridad, miedo, todo eso que me aqueja desde pequeño. He decidido seguir el camino y tropezar para aprender, para crecer, para disfrutar un destino que la mayoría espera continuar.

Nunca me sentí listo para dejarte ir como igualmente para empezar una relación, esta situación se repite oportunidad tras oportunidad, y me cansa, porque me mantiene espectante de mi propio actuar, arriesgando a causa de la indecisión de hacer sin decidir y decidir sin hacer.

Espero que tanto a ti como a mi nos vaya mejor en esta etapa, la edad cambia a las personas, y las personas nos cambian, las experiencias nos enriquecerán...

No planeo dejar de escribirte, quiero contarte más de mi, sólo que sigo sin poder querer saber más de ti, me afecta...

No hay comentarios:

Publicar un comentario