jueves, 5 de febrero de 2015

131

Ha pasado un año desde que decidimos terminar nuestra relación, aunque el verbo o la acción no encajan en la realidad de lo que he sentido desde ese día hasta hoy. Al contrario, te tengo más cerca en la lejanía física y mi cuerpo ha padecido angustia de no tenerte, calambres, dolores, calores, fríos, ansiedades y desvelos ininterrumpidos.

Creando rituales, te pienso demasiado hasta creer que nuestras almas guardan comunicación, he llorado en silencio y reído sin sentido aparente, hasta que descubro que estás detrás de cada intento de mi subconsciente de liberarte, de conservarte, de gritarme que aún sigues dentro, muy adentro de mi.

Ha pasado un año desde que quisimos no querernos, y es curioso que opuesto a ello, nos amemos más, entre cada luna y cada amanecer recuerdo, que sigues en algún lugar sin mis besos, pero anhelando uno de ellos cuando duermes, en tus sueños.

Eres una constante en mi camino, un objetivo, una luz y un final. He querido acortar la distancia, pero eso se lo dejo al destino, ahí te espero, y aunque antes podamos toparnos indistintos, nada cambiaría contra la felicidad de entendernos mutuos, llenos de cariño.

Hoy te extraño, tal vez más que ayer, y no mirarnos cada amanecer es una pena que no aceptaré en el futuro. Prefiero soñar con tus alegrías, que padecer nuestros dolores, ya no murmuro...mejor grito, más bien, platico siempre lo tuyo, en papel escribo y en brindis te dedico más palabras que tendrás que leer, porque te pertenecen, porque nos pertenecemos, porque te necesito, porque con el tiempo no pereceremos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario