lunes, 2 de febrero de 2015

125

Me desperté a las seis a.m. ya hace una semana que decidí cambiar mis hábitos de sueño en combinación con el nuevo medicamento. Es lo suficientemente temprano para notar cómo el silencio de la ciudad dormida es removido por el canto de al menos dos aves diferentes, y el claxon del tren que de lejos avisa su paso, resuena en eco. El sol ya ilumina la cortina y su silueta aparece dibujada tras de ella. Tengo hambre y mi día comienza ya, extráñamente pensarte y la ansiedad aunada a ello, se ha mantenido oculta o entumida, definitivamente las pastillas tienen la culpa, me he mantenido sedado, tranquilo, positivo.

Sigues pero te siento estática, calmada, te miro en lejanía consiguiendo acercarme a tu recuerdo austeramente, incapáz de revivirlo, de sentirte...sigo siendo el mismo, y tu amor lejos de evaporarse o diluírse, está impregnado en mi, así que sólo veo adormitado el desvelo y en oscuridad la luz de tu mirada, el brillo de tu pelo, tu sonrisa, tu alma. Estando tan dentro, te alejas de mi consciencia, y cuando me acerco, más y más me encuentro amándote hasta el mínimo intento, toda, hasta siempre...

No hay comentarios:

Publicar un comentario