miércoles, 4 de febrero de 2015

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Había terminado de hacer ejercicio, apenas unos kilómetros para compensar el estrago de la ansiedad por comer azúcar. Paré el ritmo del paso y decidí caminar hasta la casa para pensar, tratar de saber qué podemos hacer mañana, si es bueno para ambos citarnos en algún lugar neutral o si deberíamos rendirnos un tributo por las palabras que no hemos pronunciado uno frente al otro. Me subí a la escollera para mirar el mar chocar contra las rocas, el viento arrecia y se nota en la espuma que al romper con el oleaje blanquea el paisaje. Escuchaba alguna canción de esas que me recuerdan a ti cuando aprecié un sonido extraño y fuerte, como si alguien gritara mi nombre, inmediatamente me quité los audífonos y giré la cabeza hacia donde creí provenía tal sonido...no hallé a nadie, sin embargo la luna llena estaba presente, aunque entre nubes deja verse iluminando un poco el cielo oscuro de febrero. A veces pienso que son señales, y también creo que la mayoría de las veces no alcanzo a dilucidar el significado, la simbología implícita. Puedes ser tu misma en ellos o así ser lo opuesto...
El faro, la luna, la espuma del mar, el aire frío que me eriza la piel, la música que escucho, el ejercicio que realizo, todo se une y te lo ofrezco en tributo por tenerme cerca cada vez que te pienso, cada vez que beso tu recuerdo...te amo.

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