martes, 21 de octubre de 2014

32

No soné con ella, pero soñé pensando en ella todo el tiempo. Al parecer estaba en un minidepartamento en el que ella vivía del cual yo tenía las llaves, un juego de llaves que guardaba celosamente. Las había pintado de morado para distinguirlas de otras -mientras nos vimos, nunca me dió las llaves de los lugares a los que se mudó- En esos días, ella había confesado una buena parte de nuestra historia lamentable a sus amigas, incluyendo una con la que compartía un departamento, y aunque cada una dormía en una habitación, por la pequeñes del mismo, era inevitable hacer ruido y exponernos a que me vieran entrando...como si nada hubiera pasado, es decir, naturalmente todos guardamos errores de nuestra propia vida que solemos repetir sin mucho cuidado de las consecuencias, pero ante la mirada ajena, es una tontería, así que preferíamos conservar el secreto de vernos por las noches o los fines de semana. Recuerdo que ella dejaba abierta la ventana de su habitación por la que entraba de un solo salto, aunque me costaba y terminara cayendo estrepitosamente sobre la cama. La televisión amainaba el desmán mientras yo sentía sobre la cara el edredón rojo y suave de círculos de colores que fué nuestro cobijo mucho tiempo. Éra tonto, romántico, apasionado. Me gustaba "asaltarla" por las noches, al término de mis estudios, entre las 23 y 24 hrs. para hacer el amor, sólo como ella y yo sabíamos, de la forma más callada posible, de la manera más intensamente merecida-.

Entré a la recámara con un pequeño comedor redondo, cama matrimonial al lado y un par de burós empolvados que combinaban con todo. Había una televisión que nos entretuvo el rato que permanecimos ahí. Éramos mi novia, yo y alguien que no recuerdo...

La sensación que tenía era de miedo a que ella llegara, que nos descubriera ahí mismo. Cuando pude elaborar un argumento para sacarnos del lugar, comencé a limpiar todo para que no pareciera que entré. Era un 15 de septiembre porque se suponía que había puente, llovía y eso, con certeza signicaba que no llegaría a tiempo. Nos fuimos y no recuerdo más.

Es raro manifestar esas expresiones de culpa en sueños, al menos así lo veo, son culpas del daño que le hice, de las mentiras que sostuve por un tiempo y que al paso de los días se cayeron encima de la inútil manera que tengo de mantener una relación estable. Es lamentable el contraste entre lo hermoso que es llevarla dentro de mi, la felicidad que me dió y la incapacidad de usar todo eso contra nuestros defectos más terribles. Hablar de lo que siento por ella me desahoga pero también me hace recordar que guardo un lastre de sentimientos oscuros, turbios, nublados, horrendos, fuera de contexto, inverosímiles.

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