viernes, 29 de agosto de 2014

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13-jun-13

Mi morena consentida, la que de extrañar se aparece entre mis sueños y vigilias, de modo tan claro, tan sensual, que mi cuerpo se eleva por encima de nubes o a través de la neblina para alcanzarte. Tú eres el templo de esas fantasías, donde puedo estar tranquilo, en ausencia del tiempo, de todo lo demás. Me reduzco a polvo que en tu sudor barro crea sombra y sumisión  con la forma que tus manos den. Cada dedo enraizado en nuestro espacio, nos protege pero también nos devora, nos consumimos entre caricias plenas, caricias que perpetúan el instinto en la extraña sensación de no entenderse, de no abrir los ojos frente al vacío.

Tus pies, tu cuello, tus costados…son mi camino, tu boca, tu voz, tus latidos…son mi dirección. Tus piernas son el sendero por el que, a través de sus comisuras, me deslizo, enredándolas con las mías hasta desaparecer el espacio entre los dos, el espacio innecesario. Acercarme a ti, evoca tantos recuerdos que me confundo, casi pierdo la noción de realidad, tus aromas, tus sabores se han convertido en una droga que no puedo resistir. Nada en este mundo se compara a esa sensación que me lleva a tu lado en cada oportunidad. Los sentidos, todos ellos se aferran a tu ser para sobrevivir, mis ojos necesitan tu piel, tus hombros, tu silueta estática en la oscuridad desnuda, la más poderosa de todas la visiones, esa de tu cuerpo entero consumiéndome con su calor, la sensación del recuerdo volcándose en la frágil realidad, donde mirarte se confunde con rozarte, percibir tu aroma es casi como probarte, cuando rompes el silencio con tus sollozos que enchinan mi piel…que la abrazan y entibian.

Cada vez que pienso en ti, y en esta forma de amor, parece que el sol en su atardecer más naranja, en la luna más llena y en la lluvia más ruidosa, me recuerdan que estás a mi lado…que en el desierto de la incertidumbre, el viento de tu suspiro me consuela, y en las madrugadas me delata, me incita, me pierde. El recuerdo deja de serlo, para convertirse en una huella, una cicatriz, una marca indeleble y deliciosa.

Te quiero, pero esa palabra es tan complicada que nunca explica, nunca calla…solo espera, solo avanza…

---Carta escrita hace un año, en su cumpleaños, en esos días abrimos un vino francés, comimos quesos y carnes frías e hicimos el amor. Guardo fotos de ella destapando la botella, mi morena consentida---

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