jueves, 4 de junio de 2015

166

Ya comprendí que me estás pasando factura demostrando que tu ego crece con cada carta que te entrego y cada palabra que destila mi dolor encarnado y transpirando me hallo en el calor de tu inocente y dulce venganza que padezco, la trampa certera que uso como almohada mientras me ves convaleciente, y tu, ahí, sin poder hacer mucho, alimentándome como a la bestia que encadenada y desnutrida se arrastra para no morir sin tu amor, pero a la vez, envenenándose con el.

Aunque no quisiera vivir así, parece más una propia decisión que tuya, mientras niegas tus acciones y reprimes aún más tus reacciones al verme indefenso, me procuras una muerte lenta, a tus pies caeré y mi esencia más huella te dejará, sé que hay una proporción justa entre lo que derroche tiempo atrás y lo que ahora moribundo rasco del piso, con tu mirada que no contemplo como indeferente a cuestas, mejor dicho, mujer de mirada vacía, ausente. Me quieres dar otra oportunidad pero todo parece demasiado tarde, hicimos planes con otros, con los que nos ayudaron a vivir el reproche de no amarnos bien, y que amarnos mal era una condición difícil de perpetuar sin lastimarnos más...


No hay comentarios:

Publicar un comentario