martes, 16 de junio de 2015

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De repente, recibí algunas fotos en donde nos besamos, de esa velada cuando borrachos nos peleamos y terminamos haciendo el amor,  entumidos y agotados hasta el amanecer...

Le pregunté el motivo de haberlas compartido, y respondió sin templar el corazón que así lo había decidido porque las eliminaría junto con la tarjeta que le escribí en su cumpleaños, hace 3 años.

Hoy por la mañana hallé una foto de ella con su novio, donde le besa, y una mezcla de sensaciones agrias se colaron en mi. Me dió risa pensar que su derecho a ser feliz está limitado por nuestra pasión vigente y que ese beso representa un intento de llegar a un lugar que nosotros creamos, mantenemos y a su pesar, no es habitable ahora mismo. Yo miro extrañado en su vaga alegría mis desvelos orientados a su rumbo. 

Me causó risa, si, pero lo superfluo de aquél sentimiento que se disfraza de indiferente enojo moja mis pensamientos y los ahoga de pesadez y controversial indiferencia.

No me gustó verla así como conmigo en esas fotos, lo suficiente para cortar comunicación. Estoy molesto conmigo y con ella.




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