jueves, 28 de mayo de 2015

163

"...te extraño..." escribí dentro del vaso térmico en el que te llevé un café espresso. Desde marzo que viajé a Bogotá había planeado invitarte un poco, sin embargo, apenas me animé a hacerlo, como tu dices, a veces se siente que hay cosas que ya no deberían suceder entre nosotros...

Un mensaje secreto, guardado para ti y nadie más, del que ya conoces la mayoría de sus aristas, porque extrañarte día a día se ha convertido en hábito para mi, y cada vez que me dedico a vaciar un poco de palabras aquí, espero que me leas y reconozcas cada sentimiento anidado en ellas como al reflejo de tu rostro en un espejo de agua.

Incluso en tu presencia no dejo de fantasear sobre nosotros, por eso se me bota el pulso cardiaco y comienzo a tartamudear, porque mentalmente me desconecto por instantes para estrechar la distancia que nos separa, para estirar el tiempo y someter la tentación de lo prohibido al momento breve que compartimos.

Como te dije hace rato, seamos lo que tengamos que ser, sin reparos ni adivinanzas, sin idealizar un futuro y su lamentable abnegación, sintamos lo que se debe sentir, aunque duela, aunque haya un pecado implícito en todo ello, porque creo que acallar sentimientos imita la verdadera pero triste realidad que decidimos continuar, tu sin mi y yo, bueno, contigo muy dentro de mi, pero sin ti. Entonces si nos lamentamos, al menos que sea claro y abierto, en vez de padecer tanto por la distancia como por el camino que tomamos, quien sabe, tal vez en un punto no tan lejano, nuestros caminos se vuelvan a encontrar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario