viernes, 15 de enero de 2016

189

Soñé contigo, pero no tan sola, incluso fué algo nuevo, que no había experimentado...

Estaba en una reunión, en una casa donde no conocía a la gente, salvo a mi amigo Luis, regresábamos de haber dado la vuelta cerca del lugar montados en una camioneta vieja que le habían prestado, recuerdo aspectos vagos de lo que hicimos y el motivo, pero no son importantes.

Ya estando de regreso en la reunión, recuerdo haber visto que llegabas e intenté disimular para que tu me "descubrieras primero", al final giré hacia tu dirección y te saludé con emoción, y casi de manera inmediata apareció detrás de ti, tu novio, quien me saludó afectuosamente, al igual que yo a él, sin remordimiento o culpa, o enojo alguno...eso fué curioso. También llevaban un bebé en brazos, el cual no detallo pues en sí, un recién nacido arropado es un muñeco del que no se pueden desprender muchas observaciones...

Te miré completa con tu familia, feliz y transparente. Luis me preguntaba si me sentía bien, sólo asentí sabiendo que lo peor había quedado atrás, que las emociones tristes y sentimientos frustrados se volvieron aves y volaron lejos con la llegada del invierno...han pasado casi dos años desde que nos dejamos para seguir con nuestras vidas, pese a todo, te sigo extrañando, aunque no sé si es como antes, si mejor o peor considerando el tiempo que consigo pensar en ti cada día, cada noche en vela o madrugada soñándote.

Me alegra verte feliz, yo no lo soy mucho, pero como sabrás, esa sensación de bienestar nunca la alcanzaré porque no he aprendido a conformarme con lo que tengo, quiero más o quiero menos, frío que me cale el hueso y tan caliente que arda el corazón, nunca tibio, nunca. Trato de mostrar mi mejor cara cuando mi hijo me observa, y tanto me esmero en hacerlo feliz que me contagia su alegría...y al fin del día cuando se ha ido a dormir, o cuando lo duermo entre mis brazos, la paz me inunda y al mismo tiempo, la pesadumbre comienza a escurrir hasta que me vence el sueño...y así quedo, dormido en la sala, solo, esperando que se agoten mis energías para caer rendido ante la rutina y la obligación de estar ahí.

¿Te extraño igual? ¡si!, sólo que no sé si mejor o peor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario