jueves, 28 de enero de 2016

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¡Conociste a mi hijo al fin! Pensaba yo orgulloso mientras te miraba fijamente, estábamos en la calle, cerca de familiares míos, y desconozco por qué concordábamos ahi.

Te observé con sumo cuidado de no olvidar los detalles de tu piel morena y sus nuevas formas que sabes, extraño tanto...

Hablábamos de ti y lo tuyo, recuerdo haber sentido celos por haberme dicho que habías vivido con alguien menor que tu al que ayudaste con su tesis, justificándote con cierta ironía en que en esa casa fría necesitabas compañía.

En algún momento, caminamos hacia una parada de autobuses y te observaba nuevamente inquisidor, noté que te habías dejado crecer el vello en donde debería salirle a una mujer, vestías short y blusa de tirantes por lo que fue instantánea mi sorpresa, no recuerdo tu justificación,  pero entendí que tus hábitos de vanidad ya no eran tan comunes, y recordé cuando en aquellos nuestros tiempos te insistía para que te arreglaras más...

Te preguntaba sobre tu pareja, con cierta incertidumbre o espectativa por si seguías o no con él, me dijiste que sí, e inmediatamente ese deseo por invitarte a salir lo oculté por debajo de la siguiente cuestión: ¿cómo va la organización de la boda?
Me decías que todo bien, y yo me conformaba con esa respuesta.

Éramos dos amigos que en la casualidad de la vida nos mirábamos de frente y con toda la inocencia que se puede rescatar de un pasado que nos acecha y deconstruye sentimientos incorrectos, se dejaron relajar por el gusto instantáneo de verse juntos, aún por un breve momento, y con la fugacidad del sueño y la inmortalidad del deseo perfumando el ambiente.

Me encanta soñarte como sea, pero una madrugada, noche o día, desearía al menos que nos hiciéramos el amor en ese espacio oculto de todos. La mente ha liberado muchos sentimientos atorados a través de estas vivencias oníricas, pero rara vez me ha obsequiado la paz que sentíamos al unir nuestros desnudos cuerpos en sincronía, calor y besos fundidos con pasión perpetua.

Deseo hacerte el amor y mirarte a los ojos nuevamente...

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