viernes, 17 de abril de 2015

157

Soñé contigo...que éramos amigos caminando y platicando como tales. Veníamos de una casa donde conocías a los ocupantes, una niña cumplía años, quizás por eso estábamos ahí. Te despedías y comenzábamos a movernos por la calle. Estaba anocheciendo e íbamos tranquilos, yo miraba mis pies avanzando por el pavimento mientras me contabas algo. Desconozco nuestro rumbo, pero en algún momento dejé de soñar y me desperté a las 5:30 am, no sé si por la impresión o el calor que había en la habitación, es primavera y salvo contados días que llegan con vientos frescos marinos o lluvia, suele haber un calor que sube de los 30°C y desciende poco por la noche. No pude conciliar de nuevo el sueño sino hasta las 7 am...

Soy caluroso y dormir casi desnudo con el ventilador de frente no funciona de vez en cuando. Es el mismo ventilador que me prestaste, ¿lo recuerdas? ese que usamos mucho tiempo. Recuerdo que cuando estudiábamos, dormíamos en un cuarto moderadamente amueblado de 3 x 3 mts. sin aire acondicionado. En esas fechas el calor era tan insoportable que poníamos la mesa circular en la entrada, a modo de barrera, bajábamos el colchón al piso y lo empujábamos hacia la puerta, nos bañábamos y en tu caso, no te secabas del todo para que al prender ese mismo ventilador pudieras sentirte refrescada, aire ligeramente más fresco que adentro.

Hace unos dias soñé algo similar, con las sensaciones parecidas, en general un sueño tranquilo, conciliador, tanto que he llegado a pensar en que entré a una nueva etapa respecto a lo nuestro.

Al principio, los sueños eran sexuales, intensos, vívidos, constantes, había mucha energía en ellos, después comencé a soñarte indiferente, yo trataba de hablar contigo y tu me ignorabas, como si ya nada te importara, eran sueños llenos de frustración, y cuando esas sensaciones desaparecieron, llegaron estos sueños donde platicábamos tranquilos, sin ningún tema en particular, charlas casuales, de amigos, repito.

Entonces han sido tres etapas bien marcadas del duelo que he vivido por habernos separado, y en mi subconsciente ha existido un proceso que necesitaba pero que no sabía cómo mantenerlo. Estuve a punto de la locura, recuerda que necesité consultas médicas para tranquilizarme, y aunque en parte soy susceptible de mi mente consciente y sus pensamientos abrumadores que me traen el pasado una y otra vez, mucho no lo comprendo y terminó por envolverme el miedo de sentir sin comprender, de amarte sin saberlo, de no saber corresponder un amor como el tuyo, de vivir por vivir, como sea, como venga, como pueda, odiándome y odiándote de paso al mismo tiempo. La eterna dualidad de lo nuestro: querer y no quererlo así, amar y odiar, estar sin estar...

La primera etapa fué de emociones en acomodo, la segunda fué de aceptación y miedo, la tercera, espero, quede en una tranquila resignación.

He soñado con mi futuro hijo tres veces, en todas ellas lo sueño atento, inteligente, hermoso, de más de un año, a veces lo he cargado y otras ya caminaba por si mismo. Tengo ilusiones nuevas y esperanza en que mi futuro sea mejor, en parte por esa evolución casi obligada de vivir cosas nuevas, pero sé que en gran medida, por todo lo que me diste y que consciente o no de ello, he tratado de hacerlo algo bueno en mi...

Nunca te dejaré de sentir como tanto te he descrito, pero canalizaré esa energía hacia un amor al que espero no defraudar nunca, el amor hacia mi hijo. 

Quisiera seguir soñando contigo, porque en esas noches, cuando te veo, mi mente libera parte de lo que mi alma guarda, ese deseo de estar feliz en nuestro recuerdo, de tener tu sonrisa de mi lado y un horizonte que juntos miramos con optimismo, con tranquilidad, con amor. Eres parte de mi, una gran parte...


No hay comentarios:

Publicar un comentario