Otra vez, nuevamente he comenzado a extrañarte desde adentro, donde los pensamientos se elevan y confunden haciéndose presentes, volviéndose una triste realidad...tengo ganas de mirarte de frente y darte un abrazo tan fuerte y atemporal que olvide soltar los brazos, algo así como perder el control de mis manos entrelazadas por debajo de tu espalda, a modo de un candado del que la llave se extravió.
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